All posts in “opinion”

balance-1302200_640

Igualdad de género, co-responsabilidad, NCh3262

La semana pasada tuve la suerte de poder asistir a la segunda versión del Curso Taller de Formación de Agentes de Igualdad, organizado por SernamEG y centro Scielo de la U. Santo Tomás. El grupo de estudiantes lo formábamos personas de servicios públicos, empresas, y instituciones de educación. Entre lo expuesto por las profesoras (encabezadas por Pamela Caro) y lo compartido por quienes asistimos al curso durante dos y medio días, aprendí tanto! Seguro lo que escriba aquí no es representativo de toda la reflexión lograda gracias al curso, pero bueno, es un resumen…

Partimos de los conceptos básicos, como que sexo y género no son lo mismo. Que el antónimo de machismo sería hembrismo, y el feminismo es lo que se opone al sistema patriarcal en el que la humanidad ha vivido por tanto, tanto tiempo. Desde ahí a la división sexual del trabajo (horizontal y vertical, y respecto al trabajo doméstico – The global gender gap report 2016 trae datos recientes al respecto), la violencia basada en género, y el acoso laboral y sexual. Lo último me llevó a pensar en cuán invisibilizados han estado los temas de acoso en la universidades que tan sólo han salido a la luz en el último año. Y hoy, de nuevo, me encuentro admirando el trabajo de la oficina de género de la U. de Chile al respecto (ver entrevista a Carmen Andrade).

Después nos fuimos a lo específico de la norma chilena (que es certificable) de gestión de igualdad de género y conciliación de la vida laboral, familiar y personal (NCh3262), que está pensada desde el concepto de la co-responsabilidad entre hombres y mujeres respecto al trabajo doméstico para que todas las personas puedan dedicar tiempo tanto al trabajo remunerado como al personal. La norma está siendo lentamente adoptada por grandes empresas en nuestro país y ya hay incluso unas pocas instituciones que cuentan con el sello Iguala que otorga el Gobierno de Chile (que es independiente de la certificación de la norma, pero considera aspectos similares). Las instituciones del gobierno están también ocupadas de lograr avances en esta materia. Esto es súper esperanzador.

Aún así, todavía hay espacio para seguir actuando. Por ejemplo, pienso que es improbable que pequeñas empresas (donde trabaja un gran porcentaje de nuestra ciudadanía) adopten la norma en el corto o mediano plazo ya que ésta está pensada para organizaciones que ya tienen un sistema de gestión certificado (o al menos funcionando). También parece difícil que las instituciones educacionales, como la institución en la que trabajo, tomen la decisión de adoptar la norma en medio de procesos de acreditación que no tienen requisitos respecto a la promoción de la igualdad de género. Sería tan razonable que la acreditación tenga requisitos en este sentido. Si la igualdad y la co-responsabilidad es algo que buscamos en el mundo laboral, parece sólo razonable que también los busquemos en los espacios de  formación de las futuras fuerzas laborales del país (tanto en universidades como centros de formación técnica). Por ahora, esto sigue siendo una decisión de cada organización. Al fin y al caso, se agradece que ya haya una norma de igualdad de género y, sinceramente, espero que ésta no se vuelva letra muerta como la ley de igualdad de remuneraciones que existe hace años, pero en la práctica no ha logrado el objetivo de cerrar la brecha salarial de género.

Autora: Claudia López

analysis-1010888_640

Los riesgos de la economía digital

Como parte del curso que estoy tomando, tratamos el tema de la economía digital, definido por la Cepal como “una nueva forma de funcionamiento que se desarrolla en un entorno de cambios rápidos y flexibles a escala mundial, como los siguientes: cambios tecnológicos, que abarcan el desarrollo de las TIC y la informacionalización de la economía y la sociedad; cambios económicos, relacionados con la globalización de la economía mundial; y cambios organizativos, porque la productividad y la competitividad dependen crucialmente de las estructuración de redes empresariales.” Esta definición viene súper influenciada por las visiones de Castells de la Era de la Información.

Dejo aquí mi conclusión sobre los riesgos de la economía digital: Pienso que el gran riesgo de la economía digital es que el uso de las tecnologías y, por ende, sus beneficios pueden ser desigualmente distribuidos en la población mundial. De hecho, hay gran evidencia de que hoy en día existen múltiples y amplias brechas digitales que están correlacionadas a variables sociodemográficas y socioeconómicas de las personas (y de los países!) que aumentan las desigualdades que ya afectan nuestra sociedad. Las brechas digitales dejan en mayor desventaja a los grupos sociales que ya tenían desventajas antes de la aparición de la economía digital. Las brechas digitales revelan un comportamiento general en el que aquellos que tienen oportunidades logran aún más oportunidades, y aquellos que no las tenían enfrentan aún más desventajas.

Evidencia de estos riesgos es que en el 2016, aún existen cuatro mil millones de personas sin acceso a Internet, según el Banco Mundial. Además, aunque la primera brecha digital (de acceso) se ha ido cerrando, la segunda brecha digital de uso y habilidades de tecnologías de información persiste incluso en países desarrollados. Esta brecha es mucho más difícil de cerrar, y podría incluso aumentar, ya que los usos y habilidades de las tecnologías de información se desarrollan a través del tiempo, especialmente en actividades de trabajo, y cambian muy a menudo junto a los cambios tecnológicos.

Los riesgos asociados a las brechas van acompañados al hecho de que uno de los efectos de las tecnologías es la pérdida de trabajos relacionados a tareas rutinarias y automatizables. Si las personas que desempeñan estos trabajos, no tienen la posibilidad de insertarse en el mundo laboral de la economía digital, esto abre un nuevo problema social. De hecho, se estima que de los siete millones de trabajo que se han perdido gracias a la introducción de tecnologías, sólo dos millones de trabajos se han recuperado. Mitigar estos efectos es necesario para poder tener una más justa distribución de los beneficios de la economía digital.

Finalmente, pienso que un riesgo adicional es que mucho de las potenciales soluciones para mitigar estos riesgos requieren de decisiones políticas de alto nivel, junto con inversión, que apunten a implementar la infraestructura tecnológica necesaria, a desarrollar las habilidades digitales en toda la ciudadanía, y a crear un ecosistema de instituciones y regulaciones que propicie el uso de las tecnologías en pro del bien común. Este tipo de decisiones políticas puede evitar que las tecnologías se vuelvan un medio más de desigualdad y control de parte de un grupo social (o incluso de los mismos gobiernos) sobre otros grupos sociales. Lamentablemente, pienso que esto puede ser un riesgo, ya que ciertos gobiernos podrían no tomar estas decisiones ya sea por falta de visión o dinero como también por un afán controlador de la ciudadanía.

Autora: Claudia López

blogging-15968_1280

La agenda de la igualdad y las TICs

Como parte del curso de la CEPAL que estoy siguiendo, tengo que postear mis pensamientos respecto a ciertos artículos. El contenido de las conversaciones del curso es privado, pero pienso postear aquí mis opiniones en un intento de aportar a la visibilización de las brechas de género en Latinoamérica y el Caribe.

Artículo a comentar: La agenda de la igualdad de las mujeres latinoamericanas (2013, Alicia Bárcena)

Preguntas: ¿cuáles cree que son los principales desafíos para los próximos años en materia de igualdad de género? ¿Qué papel juegan las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en estos desafíos?

Mi opinión: Concuerdo con Alicia Bárcena en su diagnóstico. Pienso que el principal desafío es “cambiar las relaciones de poder” para que todas las personas (mujeres, niños y niñas, y minorías) puedan gozar efectivamente de sus derechos. La brecha de género digital es una esfera más donde podemos tener evidencia clara de la brecha de género que tenemos como sociedad. Hay otras brechas digitales en términos de raza o de países desarrollados vs. en desarrollo que también tienen explicaciones en fenómenos mucho más amplios que sólo lo digital.

Respecto al papel que juegan las tecnologías en resolver este desafío, pienso que la clave está en no permitir que las tecnologías sigan siendo un medio adicional (y posiblemente poderoso) para mantener o acentuar las actuales desigualdades de poder. Por eso, creo que es importante poner énfasis en la necesidad de evitar que las tecnologías aumenten la segregación laboral, o más ampliamente, la opresión social de ciertos grupos sobre otros.

Agradecí harto esta última visión (más crítica del rol de la tecnología) en el artículo de prensa. Pienso que una visión muy optimista de las oportunidades que nos brinda la tecnología es riesgosa. Desde mi punto de vista, las tecnologías son producto de nuestra sociedad (mirada súper influenciada por Orlikowsky). Nosotros las creamos, adoptamos y transformamos dada nuestra visión de lo que creemos que podemos/debemos hacer con ella. Así como nos dan oportunidades de conectarnos y hacernos más fuertes como grupos humanos también nos dan oportunidades de reproducir el actual orden social. El punto, creo yo, está en asegurarnos de que la tecnología es creada y adoptada como un medio más (entre muchos otros) para cambiar las relaciones de poder y apuntar la igualdad.

Autora: Claudia López