Como parte del curso que estoy tomando, tratamos el tema de la economía digital, definido por la Cepal como “una nueva forma de funcionamiento que se desarrolla en un entorno de cambios rápidos y flexibles a escala mundial, como los siguientes: cambios tecnológicos, que abarcan el desarrollo de las TIC y la informacionalización de la economía y la sociedad; cambios económicos, relacionados con la globalización de la economía mundial; y cambios organizativos, porque la productividad y la competitividad dependen crucialmente de las estructuración de redes empresariales.” Esta definición viene súper influenciada por las visiones de Castells de la Era de la Información.
Dejo aquí mi conclusión sobre los riesgos de la economía digital: Pienso que el gran riesgo de la economía digital es que el uso de las tecnologías y, por ende, sus beneficios pueden ser desigualmente distribuidos en la población mundial. De hecho, hay gran evidencia de que hoy en día existen múltiples y amplias brechas digitales que están correlacionadas a variables sociodemográficas y socioeconómicas de las personas (y de los países!) que aumentan las desigualdades que ya afectan nuestra sociedad. Las brechas digitales dejan en mayor desventaja a los grupos sociales que ya tenían desventajas antes de la aparición de la economía digital. Las brechas digitales revelan un comportamiento general en el que aquellos que tienen oportunidades logran aún más oportunidades, y aquellos que no las tenían enfrentan aún más desventajas.
Evidencia de estos riesgos es que en el 2016, aún existen cuatro mil millones de personas sin acceso a Internet, según el Banco Mundial. Además, aunque la primera brecha digital (de acceso) se ha ido cerrando, la segunda brecha digital de uso y habilidades de tecnologías de información persiste incluso en países desarrollados. Esta brecha es mucho más difícil de cerrar, y podría incluso aumentar, ya que los usos y habilidades de las tecnologías de información se desarrollan a través del tiempo, especialmente en actividades de trabajo, y cambian muy a menudo junto a los cambios tecnológicos.
Los riesgos asociados a las brechas van acompañados al hecho de que uno de los efectos de las tecnologías es la pérdida de trabajos relacionados a tareas rutinarias y automatizables. Si las personas que desempeñan estos trabajos, no tienen la posibilidad de insertarse en el mundo laboral de la economía digital, esto abre un nuevo problema social. De hecho, se estima que de los siete millones de trabajo que se han perdido gracias a la introducción de tecnologías, sólo dos millones de trabajos se han recuperado. Mitigar estos efectos es necesario para poder tener una más justa distribución de los beneficios de la economía digital.
Finalmente, pienso que un riesgo adicional es que mucho de las potenciales soluciones para mitigar estos riesgos requieren de decisiones políticas de alto nivel, junto con inversión, que apunten a implementar la infraestructura tecnológica necesaria, a desarrollar las habilidades digitales en toda la ciudadanía, y a crear un ecosistema de instituciones y regulaciones que propicie el uso de las tecnologías en pro del bien común. Este tipo de decisiones políticas puede evitar que las tecnologías se vuelvan un medio más de desigualdad y control de parte de un grupo social (o incluso de los mismos gobiernos) sobre otros grupos sociales. Lamentablemente, pienso que esto puede ser un riesgo, ya que ciertos gobiernos podrían no tomar estas decisiones ya sea por falta de visión o dinero como también por un afán controlador de la ciudadanía.
Autora: Claudia López